Redacción GOLAZO / Tegucigalpa, Honduras
Por: Kenet Orellana @KenetOrellanaHN
@DiarioGOLAZO
City vive hace
semanas con cierta relajación en la liga, mientras que los "latics", en cambio,
llegaban a Londres lanzados por la inercia del esfuerzo que están haciendo en
cada partido para intentar salir del descenso, determinados a luchar por cada
balón.
Por: Kenet Orellana @KenetOrellanaHN
@DiarioGOLAZO
Un remate de cabeza del inglés Ben Watson en el descuento otorgó
hoy la Copa de Inglaterra FA CUP al modesto Wigan del español Roberto Martínez,
que tumbó en Wembley al Manchester City del argentino Sergio "Kun" Agüero.
En este
encuentro tuvo participación durante los 90 minutos el Hondureño Roger Espinoza, quien en el primer tiempo fue de los mejores y en la etapa de
complemento cumplió una labor de mayor sacrificio defensivo.
El que no pudo estar
en la cancha fue su compatriota Maynor Figueroa, quien había disputado todos los partidos, pero una lesión lo dejó fuera de la gran final.
Los
Latics se hicieron con el primer trofeo de primer nivel en su historia ante los
cinco veces campeones del torneo, que terminaron con diez hombres sobre el
campo por la expulsión del argentino Pablo Zabaleta.
Mancini tenía
depositadas en la Copa sus esperanzas de maquillar a final de curso el balance
de una temporada en la que el City quedó último de la liguilla de primera ronda
de la Champions y cedió la Premier a sus vecinos del United.
Por ese motivo, era
esencial para él superar al Wigan, que visitó hoy la cumbre del fútbol inglés
antes de volver a desafiar el abismo del descenso que le espera en la liga.
Si bien la diferencia
de nivel teórica entre ambos conjuntos era amplia a priori, el técnico italiano
no quiso subestimar al rival y sentó al portero rumano Costel Pantilimon, que
había defendido hasta ahora la meta del City en la Copa, con un solo gol en
contra, para confiar el puesto al internacional inglés Joe Hart.
Los Citizens del
jeque Mansour Bin Zayed llegaban en forma a la final tras haber rotado en los
últimos encuentros de una liga ya intrascendentes para ellos, mientras que el
bando de Martínez se presentaba en el legendario Wembley desgastado, con
numerosos afectados por la batalla que libran para tratar de salvar la
categoría.
Las aficiones también
afrontaban el duelo desde perspectivas distintas: los hinchas del Manchester,
mayoría en Wembley, mantuvieron la calma durante gran parte del duelo, mientras
que los de Wigan, pletóricos desde antes del silbido inicial, celebraban cada
robo de balón, cada pase de los suyos, como una pequeña victoria.
Quizás por eso Wigan
se fue haciendo en silencio con el control del encuentro y City se apagaba por
momentos en un primer tiempo en el que solo fabricaron una ocasión clara.
El español David
Silva caracoleaba en las inmediaciones del área sin consecuencias y los
argentinos Sergio "Kun" Agüero y Carlos Tévez cedían el protagonismo al extremo
inglés del Wigan Callum McManaman, que guiaban a los Latics ante un City que no mostró los dientes
hasta la media hora, cuando el portero español Joel Robles acertó a salvar un
remate de Tévez que muchos veían en la red.
El "Kun" y el "Apache" se afilaron tras el descanso y ambos se quedaron a pocos centímetros
de decantar la final del lado mancuniano, si bien el Wigan salvó la papeleta y
Mancini comprendió que era su turno para tratar de cambiar el rumbo del
encuentro.
El italiano trató de
desatascar el centro del campo retirando al francés Samir Nasri para encomendar
al inglés James Milner la tarea de abrir el campo y subir una marcha el ritmo
de los Citizens.
Mancini quería
aprovechar el desgaste en la primera parte de los Latics, justos de fuerzas,
para dar un hachazo en la segunda, pero sus jugadores también acusaban el
cansancio a estas alturas de la temporada y poco tiempo después, el técnico del
City resolvió dar el inusual paso de sacar a Tévez del campo para meter al
centrocampista inglés Jack Rodwell.
A cinco minutos para
el final se agravaron los problemas para Mancini con la expulsión de Pablo
Zabaleta, que se lanzó al suelo para cortar una galopada de McCarthy hacia la
meta de Hart.
El golpe del Wigan
llegó cuando Wembley estaba pensando ya en la prórroga: Shaun Maloney sacó un
córner con el minuto noventa cumplido para que Watson se adelantara a la
defensa del Manchester y sellara la victoria más importante de la historia de los Latics.